El prestigio de Silvio Berlusconi en Europa estaba ya bastante maltrecho -para qué negarlo- cuando a comienzos de noviembre del año pasado, el Gobernador de Salta lo visitó en su residencia de Roma.
Antes y después de aquel encuentro, -el primero de los grandes contactos internacionales del muy casero Gobernador salteño- algunas voces críticas pusieron en duda la conveniencia y la oportunidad de aquel apretón de manos, cuya eficacia y efectismo se fue diluyendo rápidamente, a medida que la prensa internacional comenzaba a airear los escándalos sexuales y económicos del inquilino del Palazzo Chigi.
A dos meses de las elecciones en Salta, en las que el actual Gobernador dice jugarse el pellejo, las eminencias grises de su campaña electoral buscan afanosamente hacer desaparecer de las hemerotecas la foto del candidato a la reelección junto a un empolvado y ya decadente Silvio Berlusconi.
No solo la foto se ha vuelto en contra de los protagonistas: también las fechas.
Hoy se ha sabido que el amigo internacional del gobernador Urtubey deberá sentarse en el banquillo de los acusados, tan solo cuatro días antes de las elecciones de Salta. Será el día 6 de abril de 2011, a las 9.30 de la mañana, cuando un tribunal de Milán lo juzgará en procedimiento abreviado por los delitos de cohecho y prostitución de menores, presuntamente cometidos por el premier italiano al mantener relaciones con la joven marroquí Karima El Maghour, ya conocida universalmente como Ruby.
No solo la imagen interna de Urtubey podría verse lesionada por su relación con Il Cavaliere. También el escaso prestigio internacional de su gobierno, que -casi de forma accidental- ha sido elogiado por la prensa europea como uno de los que combate con mayor eficacia la prostitución de menores de edad y la trata en su territorio.
Vuelve a cobrar en este caso vigencia aquella frase escrita por William Shakespeare en La Tempestad y que dice: «La miseria familiariza a un hombre con extraños compañeros de cama”.
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