Mala impresión en el Hotel Termas. con este titulo se publico en el matutino diario salteño El Tribuno, en la sección carta a los lectores, una durisima carta que critica la atención recibida por una familia salteña en momentos que desidia pasar sus vacaciones en el hotel Termas de nuestra ciudad. Aquí la copia fiel de esa carta. Como muchos salteños tengo imborrables recuerdos ligados al Hotel Termas de Rosario de la Frontera, que con su majestuosidad y distinción era uno de los orgullos de nuestra provincia, siendo el pionero del termalismo en Latinoamérica.
Grande fue mi desilusión cuando finalmente logramos, con mi marido, conseguir unos días de alojamiento y pudimos ver la decadencia en la que está sumido.
Sería extenso enumerar minuciosamente el deterioro, ya que el mismo se manifiesta desde lo edilicio hasta lo operativo.
Solamente por enumerar algunos: en el lobby se ha colocado un mural de dudoso buen gusto que atenta contra el patrimonio arquitectónico.
La recepción, que debería ser el lugar de bienvenida del pasajero con cordialidad, está atendida por personal incapaz de brindar información alguna sobre la comodidades del establecimiento, sin tener siquiera la deferencia de guiar al pasajero hasta su habitación y que, permanentemente, manifiesta que el hotel está totalmente ocupado, cosa que no se condice con la realidad, ya que uno ve muy poca gente.
El comedor linda en calidad con la de un bodegón, con cubiertos mal lavados, desayunos servidos con cucharas soperas y menúes de baja calidad, mal elaborados y repetidos. En la cocina hay desorganización y el jefe de mozos se maneja a gritos destemplados.
El pabellón de baños es atendido por personal que desconoce sobre termalismo y a veces por personal de limpieza. Faltan toallas y muchas veces hay que esperar a que lleguen del lavadero.
En momentos en que en todo el país se están revalorizando los centros termales, es incomprensible que en Salta, donde se tienen las mejores aguas de Latinoamérica, se las desaproveche, dejando caer un establecimiento termal de renombre internacional. Sobre todo si tenemos en cuenta que el mismo está a cargo del Ministerio de Turismo de la Provincia y debería ser un ejemplo.
Dora Arias
Ciudad
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